La muerte como motor de acto de filosofar
La muerte, es algo que en todo
momento, nos inspira a pensar en nuestra vida . Si estuviésemos en la capacidad de encontrarle
a la muerte un mejor significado, estoy segura que le encontraríamos una nueva perspectiva para nuestra vivencia.
El pensar en la muerte propia y
el de otras personas, ya sean familiares muy allegados, lejanos, la muerte de nuestros amigos y hasta de personas que no conocemos, nos
producen un impacto profundo en nuestra propia vida, podemos destacar de que fue solo el hecho de estar presente en una muerte, lo que ocasiono que el Príncipe Siddhartha, el llamado Buda
histórico, abandonara su palacio en el cual había vivido por tantos años y se dedicara exclusivamente a la meditación
en busca de una solución concreta para que cese el sufrimiento humano.
Esto mismo sucede con aquellas personas
que en un momento de su vida, fueron testigos presenciales del proceso de una
muerte, estos fueron tocados por los intensos
efectos de esa experiencia vivida y le
dieron una visión del mundo. Estar presente
y ver a una persona morir nos hace consiente
del límite que tenemos cada uno y nos
impulsa a vivir la realidad y a ser más
realistas en cuanto a los limites humanos que tenemos.
En ningún momento podemos echar de
un lado y olvidar que aun enfrentándonos
a la muerte y teniendo conocimiento de la misma y verla de una manera
positiva, en lo más profundo de nuestro
ser nunca dejaremos de verla de una
manera fea y dura de afrontar.
Escribe Lama Gangchen Rimpoche:
"Si usted estuviera en una situación negativa en el momento de su muerte,
debe recordar que la negatividad no trae nada. Por eso, regrese su atención
para su concentración interna y para su auto-confianza".