El río pasa, pasa:
nunca cesa.
El viento pasa, pasa:
nunca cesa.
La vida pasa...
nunca regresa.
En el cielo una luna:
en tu cara una boca.
En el cielo muchas estrellas:
en tu cara solo dos ojos.
Allá en Tlaxcala
con rodelas de cobre incrustadas de jades,
cantaron y tocaron junto a los tambores:
delicia, delicia de flores:
Xicontecatl, señor de Tizatlan
Camaxochitzin con canto y música se deleitan.
En la gota de rocío brilla el sol:
la gota de rocío se seca.
En mis ojos, los míos, brillas tú:
Yo, yo vivo.
¿Es acaso verdad que se vive en la tierra?
¡No para siempre en la Tierra:
tan sólo un breve instante!
Si es oro, se quiebra.
Si es plumaje de quetzal, se rasga.
¡No para siempre en la tierra: tan solo un breve instante!